Carretera

Arribes del Duero por Salamanca

Longitud: 76 km

Dificultad: Media.

Localizacion: En la localidad de Lumbrales comenzaremos nuestra ruta. A la altura del instituto Tierra del Abadengo, en la carretera que nos lleva al puerto de la Molinera.

Especificaciones: Carretera bacheada en su mayor parte. Será en la parte portuguesa de la ruta donde encontremos un mejor asfalto.

Descripción: Nos situamos en el oeste de la provincia de Salamanca, tan al oeste, que estamos en el límite con Portugal, país al que vamos a visitar en esta ruta cicloturista.

Estamos en el Parque Natural Arribes del Duero, parque que abarca una franja de terreno de las provincias de Salamanca y de Zamora, justo el trayecto que el río Duero hace entre las dos provincias y se sitúa como frontera natural entre Portugal y España, es por éste motivo por el que el Parque Natural Arribes del Duero, pasa a ser Parque Natural Duero/Douro Internacional.

Arribes del Duero por Salamanca

Hay sobre todas las demás, dos cosas a destacar del Parque Natural Duero Internacional: la diversidad en sus cultivos y en su flora, debido, sobre todo, al microclima que nos vamos a encontrar en esta zona. Los cultivos van desde cualquier árbol frutal, incluidos los cítricos, pasando por el almendro, al que le hacen una fiesta anual en los albores de la primavera, hasta llegar al viñedo, que habiendo tenido bastante importancia históricamente, ahora es aun mayor debido a la Denominación de Origen que los caldos de la zona han adquirido. La otra, y más destacada característica de la zona es la importancia del agua, ya sea en presas y embalses, que a su vez hacen de esta zona una de las principales productoras de energía eléctrica, o bien ya sea en alguno de sus espectaculares saltos de agua, alguno de los cuales veremos en la ruta de hoy.

La ruta

Comenzamos nuestra ruta por Las Arribes, en la Villa de Lumbrales, otrora gran municipio comercial y cultural de la zona, sigue teniendo su importancia, pero venida a menos, con el paso de los años y la emigración a las ciudades, como en otros tantos y tantos pueblos. Frente al IES Tierra del Abadengo, en la carretera SA-330 iniciamos nuestra marcha en dirección al Puerto de la Molinera y a Saucelle. Al Puerto de la Molinera, como a casi todas las dificultades montañosas de la zona, hay que bajar primero, para luego subir; cualquiera de las vertientes de este puerto tiene esta característica. Nosotros, claro está, comenzamos bajando. Va a ser una bajada, poco pronunciada entre tierras de labor, cereal, las más cercanas a Lumbrales, árboles frutales, generalmente en terrazas, conforme vamos descendiendo. En nuestra tranquila bajada, justo cuando nos cruzamos con la ruta senderista GR-14, y depende de la época del año, casi exclusivamente en primavera e invierno, tenemos una parada obligatoria para disfrutar del “Cachón del Camaces”, magnífico salto de agua natural que produce el río Camaces y que es un espectáculo natural garantizado. Si hemos tenido la suerte de ver el Cachón del Camaces con suficiente agua, seguiremos más relajados nuestra ruta, por una carretera un tanto descarnada en algunas zonas, pero en perfecto estado para circular en bicicleta. Tras quince kilómetros de descenso, llegamos al Puente de la Molinera, donde iniciamos la vertiente norte del Puerto de la Molinera.

Puerto no excesivamente duro, sólo nos vamos a encontrar con alguna rampa cercana al 9% en un par de zonas, y con una longitud de ocho kilómetros. El Puerto de la Molinera es un puerto para disfrutar de los cañones naturales de la zona y de los buitres que se posan en sus paredes rocosas.

Coronamos La Molinera al lado del pueblo de Saucelle, pero sin llegar a él, ya que giramos a la izquierda en dirección a la Presa de Saucelle. Enseguida vamos a descubrir ya, allá, abajo, el río Duero, junto a él el poblado de Iberdrola, hoy convertido en alojamientos rurales.

El descenso, vertiginoso en algunas zonas, nos va a conducir rápidamente a la presa de Saucelle, al río Duero y a Portugal, todo de golpe. Es en la misma presa, sobre el río, es donde cruzamos a territorio luso, que nos espera con una tachuelilla que será la que más nos hará sufrir en toda nuestra ruta. Aquí, en apenas un kilómetro y medio vamos a encontrarnos un par de rampas duras, por encima alguna de ella del 14%, hasta llegar a la “estrada” N-221. Una vez llegados aquí toca disfrutar de una carretera perfecta, que además siempre pica hacia abajo, lo que hará más placentero nuestro paseo. Durante algo más de quince kilómetros vamos a deleitarnos con el Douro, que estamos en Portugal, a nuestra izquierda, y con una carretera que está rodeada de viñedos, cultivados en terrazas mimados por los agricultores de la zona. Antaño, la uva que se recogía en esta zona de Portugal (Tras Os Montes hacia el norte y la Beira Alta hacia el sur) se enviaba a Vila-nova de Gaia, para la producción del afamado vino dulce Oporto. Hoy en día, con independencia de que parte de la producción siga marchándose a Oporto, se producen vinos de la zona, habiendo muchas bodegas (Quintas, para los portugueses) a la orilla de la carretera donde es posible adquirir el vino elaborado por ellos mismos. Tras esta suave marcha en descenso, toca otra vez cruzar el Douro y volver a España. Lo haremos en Barca d’Alva, municipio portugués ribereño donde termina la vía férrea Lumbrales- Barca d’Alva, de la que luego hablaremos, y que posee un embarcadero para poder realizar paseos por el Duero, y descensos por el mismo, hasta incluso Oporto. Una vez cruzamos Barca d’Alva abandonamos la N221 que nos ha acompañado desde la Presa de Saucelle y tomamos el desvío hacia España, a través del Puente Internacional, que nos llevará hasta el Muelle de Vega Terrón, otro embarcadero similar al que existe en Barca d’Alva y allí mismo al llegar a la carretera CL-517 iniciamos la ascensión del último puerto de la jornada, el Puerto de Vega Terrón, por su inicio, o el Puerto de La Fregeneda, por su final.

El puerto tampoco nos hará exprimirnos al máximo, tiene su dificultad, pero a ver qué puerto no la tiene. Durante los diez kilómetros de subida, y sobre todo en los primeros tres o cuatro kilómetros vamos a poder admirar la vía férrea de la que antes hablábamos. Una obra arquitectónica de la segunda mitad del siglo XIX y que es digna de pararse a verla tranquilamente. Desde el pueblo de La Fregeneda, concretamente desde la abandonada estación de Valdenoguera, para salvar el desnivel que existe hasta llegar a Barca d’Alva se realizaron diecinueve túneles y ocho puentes. Esta vía tuvo mucha importancia desde su creación sobre todo desde el lado portugués, y en la década de los sesenta desde el lado español, debido, básicamente a los trabajadores que iban a la construcción de la presa de Saucelle. En 1985 la línea dejó de ser efectiva para transporte de mercancías, y poco después, también para viajeros. Hoy está declarada como Bien de Interés Cultural, y sobre ella ha habido muchos proyectos, todos enfocados al turismo. A día de hoy existe un proyecto por parte de Renfe para reabrir la línea con fines turísticos. Una vez coronado el puerto de Vega Terrón, y aunque siempre va a seguir picando hacia arriba, ya no vamos a encontrar más dificultad en la carretera hasta llegar a Lumbrales, donde daremos por finalizada nuestra ruta por Las Arribes y el Parque Natural Duero/Douro Internacional.